jueves, 19 de noviembre de 2009

Que calle el amor


Como a menudo el resplandeciente sol
persigue a la pálida y reacia luna,
impulsándola hacia su cueva sombría,
donde ella también se retira furtiva
en busca de la singular balada de un ruiseñor.

Así tu Belleza me impulsa,
en mis labios fracasando,
y donde todo mi dulce canto
pierde su melodioso color.

Y como al amanecer cruzando el velo del licor,

en alas impetuosas arremete el viento,
quebrando los juncos con su beso violento,
el cual ha sido su único instrumento:
Así mi tormentosa pasión me ha extraviado,
silenciando mi sentimiento por exceso de amor.

Pero es seguro que ante tí mis ojos no revelarán
porqué soy silencioso, y porqué mi laúd ha muerto.
hacia nuevas tierras deberíamos partir:
Tú hacia unos labios de dulces melodías,
y yo hacia el refugio de mi estéril memoria,
donde yacen besos apenas insinuados,
y canciones nunca cantadas.

Que como te amo?


¿De qué modo te amo?
deja que te diga las formas:

Te amo desde el profundo abismo
hasta la montaña más alta
que mi alma pueda alcanzar,
cuando persigo en vano las
fronteras del Ser y la Gracia.


Te amo en la calma,
en el instante de cada día,
con el sol y la tenue luz de la lámpara.


Te amo en libertad,
como se aspira al bien;
te amo con pureza,
como se alcanza la gloria.


Te amo con la pasión que antes puse
en mis viejos lamentos, con mi fe de inocente.
Te amo con la ternura que creí perder
cuando mis problemas me agoviaron.


Te amo con cada frágil aliento,
con cada sonrisa y con cada lágrima de mi ser;
y si Dios así lo desea,
tras la muerte te amaré aun más.

Angel adolorido


Alguna vez fui un Ángel de Luz
hasta que alguien me cortó las alas
con dos palabras nacidas
de sus más profundos miedos.

Con toda su sevicia y un placer
morboso brillando en su mirada,
levantó una daga dejándola caer
hasta perforar mi alma por la espalda
como el amante cobarde
que siente vergüenza de sí mismo
sin mirarme a los ojos
dejando rodar dos lágrimas
y con un falso arrepentimiento
temblando al borde de sus labios.

Entonces fui
por un brevísimo instante
un gran mounstro
que miró cara a cara el odio
que no era otra cosa
que todo mi amor a la inversa;
ese dolor aciago
que trae a cuestas la mentira y fue tan oscuro
que no podía ver nada más,
pero aún podía escuchar…el bisbiseo del rayo
verdela voz del viento y la montaña,
el rumor de la lluvia al amanecer,
la melodía del ruiseñor en el ocaso
el arrullo del canto de mi padre
el susurro del amor de mi madre
y recordé entonces que sabía volar
y extendí mis nuevas alas
como el Angel que fui y vole lejos de ti.

Amor muerto


Nunca llores por un amor muerto,
ya que rara vez el amor es verdadero.

Él cambia sus ropas del rojo al azul,
y del más brillante azul al rojo,
el Amor ha nacido a una muerte temprana,
y su realidad es apenas un despojo.

Entonces no ancles tu sonrisa
en su pálido rostro descarnado,
para exhalar el más profundo de los suspiros.

Las palabras justas en labios sinceros
pasarán, y sin dudas morirán;
y tu estarás solo, mi querido,
cuando se desaten los vientos invernales.


Nunca lamentes aquello que no puede ser,
pues este Dios no regala dones.
Si este pobre sueño de amor fuese nuestro,
entonces, querido, estaríamos en el Cielo,
pero aquí sólo hay campos muertos,
donde el verdadero amor jamás es cierto.

Apartate de mi


Aléjate de mí,
aunque se que siempre,
he de permanecer bajo tu sombra.

Y nunca, tendre privacidad,
alzándome en los mismos umbrales
de la vida recóndita,
podré controlar los impulsos
de mi alma, no podre levantar la mano
como antaño,
hacia el sol, tranquilamente,
sin que perciba en ella

lo que intenté hasta ahora apartar:
el contacto de tu mano en la mía.

Esta enorme tierra con que quiso
separarnos el destino,
en el mío deja tu corazón,
con doble latir.

En todo lo que hiciere o soñare
estás presente, como en el vino
el sabor de las uvas.

Y cuando por mí rezo al Señor,
en mis ruegos tu nombre escucha
y en mis ojos ve mezclarse nuestras lágrimas.